viernes, 29 de abril de 2011

INCIPIENTE RETORNO DEL MITO; uno punto uno


El mito ha estado encerrado entre el error y la fantasía. En otras palabras, entre ser lo contrario de la verdad, lo que nos aleja de ella y ser la invención, es decir lo creativo más que lo explicativo o lo comprensivo. En ambos casos se trata el mito como un saber más primitivo, menos elaborado que el científico.

Las búsquedas actuales se han encontrado con el mito, no sin golpes a lo razonable. Entre esos hallazgos podemos mencionar el reconocimiento de su vigencia en el sustrato del pensamiento contemporáneo y de todo pensamiento pues no podemos evitar hacerlo sin asumir presupuestos no demostrados. Nos invitan así a asumir las consecuencias del reconocimiento del mito que encierra la muerte del mito, resituándolo en un contexto histórico particular.

Desde otras perspectivas, se nos invita a valorarlo como proceso de comprensión, antes que de explicación de los procesos vividos. Desde estas perspectivas el mito es una forma del pensamiento que contribuye a darle sentido a la vida y por lo tanto se le considera indispensable.

Se asume a su vez que el mito no es un relato desprovisto del reconocimiento de lo que sabemos del cosmos, solo que, a diferencia de la ciencia positiva, otorga un alto valor y reconocimiento a la irreductibilidad de la metáfora como parte constitutiva de nuestro saber y estar en el mundo. De allí que se legitime el someter estos relatos a lo que se conoce en cada momento del cosmos.

Después de estos reconocimientos, ¿Será posible y deseable resituarlo de tal manera que nos permita recuperar sus funciones místicas, cosmológicas, sociológicas y pedagógicas?1 O como dice Rollo May, valorarlo en sus cuatro elementales aportes: sentido de la identidad personal, sentido de comunidad, su contribución a afianzar los valores morales y como “una forma de enfrentarnos al inescrutable misterio de la creación”?2.

¿Será necesario?
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1 C.f. CAMPBELL, Joseph en diálogo con Bill Moyers. El Poder del Mito. Trad. Cesar Aira. Barcelona, Emecé Ed., 1991. 314pp.
2 MAY, Rollo. La necesidad del mito (The cry for Myth). Trad. Luis Botella García del Cid. Barcelona, Paidós Ibérica, 1992. 297 pp.

sábado, 23 de abril de 2011

(LA escuela Sindical y el Grupo de Investigación en Educación Popular; más allá de la escuela de líderes)

Le pedí a mi Curriculista de confianza que me ayudara a organizar unos apuntes para hacer algunas preguntas sobre el origen del grupo en educación popular.

Y a qué te viene eso? Me dice. Como estoy metiéndome allí, quisiera saber si fuimos en algún momento formadores de líderes. O mejor… le leí: ¿Está en el presupuesto de nuestra intervención el tema del liderazgo? Detrás del compartir conocimiento está el empoderamiento y allí, justo allí el sujeto, la persona, la referida empoderada… para qué? ¿Para qué empoderamos?

Una persona preocupada por eso debería estar más que en una universidad en una ONG, me dijo mi Curriculista de confianza. Para mi Curriculista la Universidad es una institución de formación y docencia, en apoyo y en desarrollo de la cual una investiga. ¿Empoderamiento?, me dijo, tal vez como experimento en un proceso de indagación pero no como máquina de producir servicios al estilo ONG. Esto último me lo dijo en tono de severidad. Me quedé un instante en silencio como aguantando la respiración y le dije como soltando el aire, será? Ambas soltamos la carcajada.

Ya habíamos discutido suficiente el tema de la Ley 30 y un negocio lucrativo como el que pide el gobierno parece la venta de servicios. Mi Curriculista de confianza en eso es radical opositora, eso le parece una propuesta para politécnico, en ese camino de la venta de servicios si la U alcanza a "Foro por Colombia" se puede dar por bien servida, dice con esos sarcasmos que suele sacar como voliando el bolso.

¿Pero no te parece que el empoderamiento sea un plus de nuestra acción? No es un plus, me contesta más relajada, es algo que hacemos. Al formar a la gente lo estamos haciendo. Sí, me dije, tiene razón. Sí, tienes razón, le dije. Me refería a que cuando trabajamos con la gente de las comunidades que interactuamos eso es un elemento al cual somos sensibles. Sentí que me miró de arriba abajo cuando me dijo en ese tono de sentencia: eso es algo con lo que ustedes nacieron como educadores populares, es parte de su tradición. La demás gente viene de otra tradición, la tradición de las ciencias, y van para otro lado.

Y mi pregunta? Ah, tu pregunta? Si eso que hacían no era formar líderes sino educadores populares, todavía queda saber y esos educadores son o no líderes? Bueno no un liderazgo de partido político, le digo. Al principio si, me dice. Sí al principio si, le digo. ¿en qué momento se produjo esa escisión? Me pregunta.

Me quedo mirando para el rincón donde está ovillado el gato. Mueve la cola con cadencia. Hay un momento molecular que vivo con las escuelas sindicales. Molecular? Me pregunta. Molecular es que te lo puedo narrar con cierto detalle, porque cuando era joven vi a los mayorcitos, que me llevaban unos cinco años, peleando desde las escuelas sindicales con las direcciones partidarias, espacios de producción de ideas no articuladas a la estructura partidaria. Ellos argumentaban a favor de la independencia que se necesitaba para poder desarrollar una tarea más efectiva como “intelectuales de la revolución”. Autonomía quieres decir. Quiero decir esa palabra, autonomía, pero no me salía, gracias. Continúa. Creo que esa escena se repitió de manera similar desde los primeros años de la fundación de las ciencias sociales en Colombia. Fals Borda y toda su corte dan la pelea en varios frentes. Frente a la Academia, que no atendía nuestra realidad y se basaba en modelos importados. Y frente a las organizaciones de izquierda, que pretendían hegemonizar los intereses de la investigación social. La efervescencia revolucionaria de las Ciencias Sociales reverberó por lo menos hasta la década del 90 del siglo XX. Ese debate, y ese drama, marcó el nacimiento de las Ciencias Sociales en Colombia. Uribe usaba ese monigote en cada una de sus salidas. Te refieres al del Estudiante de Sociología? Sí a ese. ¿Y en ese contexto cómo incluyes la Universidad? Pues de muchas maneras le digo, ahora que siento que este interrogatorio me abre más preguntas que respuestas. A qué horas perdimos el hilo de la conversación sobre liderazgo, le pregunto. Cómo así? Me dice. Y no preguntaste para qué empoderan? Ah!

Se corto la comunicación, mi Curriculista anda de paseo y la señal del celular donde ella está es un milagro de semana santa.

lunes, 18 de abril de 2011

ÍNTIMAS uno

CuraKa andaba selva adentro y encontró a Búho, a quien fue en busca de consejo.

C: mira en el fondo de mi corazón… qué ves?

B: Dudas

C: Como las de cualquier mortal ante la hermosura… pero me crees proclive a mancillarla?

B: Lejos estas, aunque cerca estuviste

C: Aprecio que me acompañes en esta agitación nocturna

B: cuídate en estos parajes sentimentales que una liebre puede ser una fosa y una fosa una liebre

C: cómo puedo reconocerlo?

B: en la mansedumbre, solo en mansedumbre

jueves, 14 de abril de 2011

Hurakanes: destrucción y creación

Se lamentaba Gobernator por los estragos que causó el Huracán M en el Sureste norteamericano. Las pérdidas ascienden a millones de dólares, decía ante las cámaras. Las carreteras están intransitables, varios edificios y casas destruidas, los cableados de luz y telefonía en el suelo, los cultivos arrasados. Lamentable escena de destrucción.
CuraKa miraba la escena y se lamentaba por el dolor que veía en Gobernator y los habitantes que solicitaban ayuda. Sin embargo como adorador de Hurakan, CuraKa celebraba el paso de ese Dios antiguo de la creación Maya, que ponía todo como al principio y nos dejaba la tarea de renovar y volver a construir. Celebrante escena de creación.

domingo, 10 de abril de 2011

LA EDUCACIÓN ES UN BIEN COMÚN...todo primate lo sabe


Urge afrontar como Sociedad y como Cultura el riesgo al que están expuestas las nuevas generaciones con el abandono de la educación pública. Abandono afectivo de gobernantes que cumplen con cuotas de sostenimiento, sin invertir un peso en el mejor hacer de la “escuela pública”; abandono de las comunidades que se eximen de su responsabilidad afectiva echándole la culpa a los gobernantes de turno; abandono de las instituciones, preocupadas por el bien común, que utilizan la población de la escuela pública sin atender sus requerimientos y dinámica cultural.

En esa soledad, la educación pública pareciera quedar como territorio de nadie. Nuestras nuevas generaciones se educan en un “no man´s land” evolutivamente suicida, del cual salen dando gritos, tropeliando, puteando la vida en ocasiones, reclamando por ese sentimiento de ausencia que los agobia.

Aunque sea tildado de idealista diría que harían mejor todas las partes si cada una cumpliera con su compromiso político y cultural. Los unos invirtiendo, los otros participando y los terceros cooperando. Idealista quien propone la ilusión, ilusión en tanto distante de lo real. Y lo real parece tan deprimente que cumplir el deber se convierte en utopía, sin reparar en que la ilusión no está en las partes sino en el sentimiento de impotencia que las hace tan distantes.

Quienes habitamos y persistimos en la estrategia educativa, quienes hacemos parte de esta tradición, el pesimismo lo reservamos al número de la lotería que nos favorece. Por más fundamentado y concluyente que nos pueda parecer el abandono, tendemos a creer en la necesidad animal de aprender y en la responsabilidad de la sociedad en la educación. Eso es algo hormonal de nuestra vocación que heredamos de los primates. Nuestro destino, como comunidad académica, está signado por la convicción en el ser humano y esa convicción, esa fe, signa nuestro mirar, nuestro hacer, nuestro pensar y nuestro sentir.

Más allá de estas angustias inmediatas, aprendemos de nuestra tradición la virtud de la paciencia y apreciamos las dificultades de todo proceso de aprendizaje… hasta el punto de la ingenuidad al considerar que en medio de una sociedad en crisis y una cultura hegemónica que pareciera hacerle la venia a valores que promueven el éxito individual a cualquier costo, las Instituciones Educativas –IEs- tienen el reto y la potencia de recordar y enseñar a apreciar el valor y la trascendencia del bien común.

Y en eso Todas podríamos colaborar. Lo necesitamos.

sábado, 9 de abril de 2011

raza MESTIZA la nuestra...




Un curaca[1], pierde su investidura por un fallo
o un rayo?, o lo salva, como pensaba Estanislao Zuleta, el acomodamiento argumentativo del maestro o «ideológico» del discípulo?.

Un curaca anda en vainas cotidianas, mundanas, elementales, resolviendo problemas prácticos, mientras visiona el futuro a través de prácticas rituales, muchas veces acompañadas de ingestas vegetales, que alteran las relaciones entre conciente e inconciente. Sus fallas obedecen a fines prácticos y las gentes acuden a él o ella para lo que él o ella sabe y no más. No son oráculos, sino seres humanos que tienen la particularidad de curiosear en los acontecimientos SINTIENDO no solo las cosas materiales sino también las espirituales. Algunos esperan más de ellos, incluso algunos creen tener el poder de... sin embargo el acontecer cotidiano va poniendo en tierra cada aspiración.

Así que una escasez de alimentos, por ejemplo, se conjura encontrando alimentos y rezando para encontrarlos; si estos siguen escaseando hasta el agotamiento o la crisis del colectivo, el grupo se divide a veces acordando a veces discutiendo a veces tomando decisiones de búsquedas inéditas, dando como resultado la multiplicación de posibilidades de supervivencia de la especie, del humano mismo.

Aquí no hay mundo idílico, aquí palpita la zaga humana. Una zaga tan prolongada que cuando nos volvimos a encontrar en América no nos reconocimos! Nuestros cuerpos tardaron casi 200 años en estabilizar el intercambio microbiótico. La mortandad fue enorme.



[1] Autoridad espiritual de comunidades ancestrales que tiene diferentes versiones en diferentes culturas y que por herencia intelectual de Eliade se suele llamar Chamán y a sus prácticas chamanismo.