jueves, 20 de septiembre de 2012

RITUALES DE EQUINOCCIO; otoños, primaveras y lluvias


Tomada de: Calendario Solar de Machu Picchu
Cada 22 de septiembre ocurre el equinoccio. Un suceso astronómico producido por la relación de inclinación del globo terráqueo a 23º con respecto a la elíptica y el giro sobre esta elíptica en torno a la estrella que nos provee la energía que enciende nuestros procesos vivos. De manera relativa, visto desde la tierra, en esta fecha el sol se “coloca” equidistante de los polos. En su recorrido aparente en el horizonte, el sol “viaja” de norte a sur en esta fecha. Para nosotras significa el inicio de las lluvias.

Se sigue insistiendo en afirmar que el 22 de septiembre marca el equinoccio de otoño; lo que equivale a decir que empieza dicha estación. El argumento es que estamos al norte y por eso nos corresponde esa estación. Cali está al norte, efectivamente, 3,5 grados no más por encima del Ecuador geográfico.

En términos culturales, terreno de lo sutil y con muy pocos aliados entre el activismo, se olvida que esa tendencia a nominar los sucesos cósmicos desde una perspectiva de hemisferio norte, es una referencia instalada por nuestro sistema educativo cuyo referente de modelo sigue siendo EE.UU y Europa. Frente a esa “respuesta automática” surge el grito: el sur también existe! Empieza la Primavera!.

Recuperar nuestra sintonía con las tradiciones de los pueblos antiguos de américa, que es uno de los propósitos de quienes celebramos rituales en coincidencia con fechas estelares, implica seguir el camino de esas tradiciones y estas se fundaron en la observación, registro y marca ritual de sucesos que nos permiten búsquedas de sentires de una dimensión propiamente cósmica. Estas ceremonias equinocciales y solsticiales a las que asistimos son, de alguna manera, la siembra de una ritualidad sintonizada con los eventos de la naturaleza, entre los cuales las fases de la luna y el "recorrido" del sol a lo largo de nuestro giro, son las más sobresalientes.

¿Por qué seguir usando denominaciones de manera mecánica y no hacemos el esfuerzo por nombrar nuestra realidad tal como se nos presenta? Una realidad con periodos imprecisos, sin la poesía de la primavera, ni la nostalgia otoñal. Pero nuestra al fin y al cabo!

¿Acaso de eso no se trata, todo este esfuerzo? ¿En situarnos aquí y ahora?

sábado, 28 de abril de 2012

El riesgo de la Ayuda Humanitaria; chequeras y comunidades

Lo que suele llamarse “ayuda humanitaria” pareciera que fuera algo a lo que la víctima no debería negarse. Expone a quien lo hace a ser tildada de autosuficiente, cuando no arrogante.  Y cuando la que va a recibir la tal ayuda mira con extrañeza un paquete de pastas y una talega de arroz, corre el riesgo de quedar como desagradecida. El tamaño de las botas que les ofrecieron a las comunidades Nasa de Tierradentro en la avalancha del 2008 parece hoy caricatura en el relato de la gente que la sufrió. La ayuda humanitaria digo.

Lo humanitario pareciera que estuviera encubierto de cierto halito de sacralidad. La humanización del conflicto, por ejemplo, parece un pedido de última instancia de quien ya renunció a la posibilidad del cese de hostilidades.

Lo humano es una dimensión a alcanzar según el parecer de quien ofrece la ayuda o a criterio de las entidades de socorro que intermedian, incluso como lo considera el funcionario de turno. Lo que hay más allá de lo humano, la dimensión territorial misma, el espíritu de la naturaleza y el sentir del pueblo quedan subsumidos como referencia de segundo plano en la tal humanización. Estos humanos que imagina la “ayuda humanitaria” al parecer comen arroz y pastas,  miden no menos de 1,80 y calzan 44. Estos humanos que reciben la ayuda al parecer no viven en comunidad, no producen alimentos, ni tienen recursos colectivos tradicionales y de Ley que los amparen. La imagen de víctima se sobrepone a la de hermanitos menores y la tal Ayuda Humanitaria asume al otro, al que la recibe, como un mendigo.

La tal Ayuda, ni ayuda a que el caído se levante, ni repara físicamente o espiritualmente a la víctima. Ni siquiera llega al estatuto de la caridad, esa que mueve la fe a restaurar las almas.

Entre los comuneros y las Autoridades de los Cabildos de la Asociación Nasa Çxhâçxha se dice con gracia que “cada avalancha trae su chequera”, y mirado bien trae su funcionario, programa e institución. En la tradición la avalancha los trajo a ellos y ahora trae prosperidad a la instituciones de ayuda, que con lo humanitario parecieran conceptualmente inalcanzables por la pureza de sus ideales.

martes, 3 de abril de 2012

CHAMAN QUE PARA LAS LLUVIAS; instantánea familiar


Tomado de http://primicia.co/wp-content/uploads/2012/01/chama.jpg
 A mi mamá le gustaba sacar la matas al patio cuando quería que lloviera. Y las entraba, por supuesto, para que dejara de llover. Me lo dijo con convicción el día que la ví en esa tarea: hago llover!. Ese día nos divertimos mucho, pensando en los riesgos en los que estaría el mundo si ella fuera la que definiera el rumbo de las lluvias.
Acordamos que lo mejor era que nadie se enterara, por lo menos antes de su partida. Se nos volvería un problema. Platica dijo mi madre, colas en la casa mamá! Le dije. ¿Y no será que después sumercé no se mete en problemas con toda esa gente que pelea allá afuera? Salió riendo hacia la cocina y volvió con una cuchara de palo. Y ahora qué? A recoger el agua si se me pasa la mano! Mamá  está llamando el HIMAT!
Nos sentamos un rato a reirnos todas. Alguna dijo: Hay madre, menos mal dejaste de leer el tabaco!

jueves, 19 de enero de 2012

JORNADAS DE PAZ Y DIGNIDAD, CAMPESINOS Y ECOALDEANOS: una sola tribu en tres visiones

PRIMERA
El pasado 5 de enero pasó por la Universidad del Valle el grupo que hace el recorrido desde México hasta la Patagonia, con las llamadas Jornadas de Paz y Dignidad. Estas Jornadas se vienen realizando por grupos y personas que declaran seguir el “el camino antiguo de los amerindios”. Para el recibimiento logramos convocar cerca de 60 personas de la ciudad de Cali, que de una u otra forma somos sensibles a estas iniciativas. En el altar del recibimiento unas pocas palabras, una declaración de compromiso con “la causa de la tierra” y un grito de “Ayachacha” (Voz quechua) de cierre. Breve. Los marchantes necesitaban descansar.

¿cómo definir a quienes son sensibles a estas iniciativas? Y sobre todo ¿de qué iniciativas se trata?

Una primera característica de estas iniciativas, que se autodenominan- en su forma radical- como camino rojo, es su declaración de “rescate” y “reconstrucción” de la cultura amerindia. Curioso es que el movimiento indígena no hace presencia en estas iniciativas en Colombia. Algunos yageceros… pero no los cabildos o al menos una de sus comisiones de trabajo.

SEGUNDA
El campesino definido por las visiones economicistas y socialistas ahogó por muchos años la imagen del campesino en su dimensión humana. “Productor parcelero” le decíamos a los campesinos en “nuestra época” para tomar distancia de la imágenes políticas, económicas y sociales que dominaban las imaginaciones que propugnaban por cambios sociales y políticos. Corría la década de los ochentas.

El tamaño del asunto es tal, que si se revisa la música “nacional” de Colombia, se repara que Toda es campesina. Del Bambuco al Currulao, del Vallenato a la Carrasca, del Joropo al Bunde. De ese tamaño el olvido. De ese tamaño el desastre de nuestra guerra cuyas víctimas principales ha sido la gente del campo.

El tamaño del asunto es tal que son estas personas, que llamamos genéricamente como campesinos, quienes están en primera línea para el tema ambiental. Viven con el “recurso natural”. Son guardianes o verdugos de “nuestras” aguas, “nuestras” selvas, “nuestros” animales… Nuestras en el sentido de necesidad no de propiedad.

Si miramos el tema campesino desde la una óptica más amplia, más humana, más justa en las proporciones que se lo amerita, entonces el tema resalta por una realidad contundente: el abandono jurídico del campesino y en contraste a este abandono la ventaja jurídica indígena que tiene el poder de definir un territorio y con este la posibilidad de construir una territorialidad. No es lo mismo defender un derecho parcela por parcela que por “paquetes”!

Campesinos cundiboyacenses así lo han entendido y se declaran descendendientes de los “Müiscas”. En consecuencia se decidieron a recuperar la identidad de este pueblo antiguo regido por Bacatá y toda su corte de deidades. Las fuentes de esta inspiración, esta invocación, fueron los Mamus de la Sierra Nevada de Santa Marta que acudieron a entregar información que guardaban de estos “hermanitos”. Hoy en día se reconstruyen rituales a partir de cantos guardados por generaciones.

TERCERA
Casi 500 personas de más de 25 países se reunieron del 7 al 14 de enero pasados en la Ecoaldea Atlántida. El evento se denominó LLAMADO DE LA MONTAÑA 2012, ENCUENTRO IBEROAMERICANO DE ECOALDEAS. Ver tanta gente de tan diversas procedencias convergiendo en el “amor a la tierra” es un aliento que anima a reconocer que otro futuro es posible. Amar a la tierra mientras se siembran alimentos es una alabanza que estas personas practican en iniciativas de producción sostenible. Aquí también se siente el “Camino Rojo”.

Entusiasma además verlos ocupados en llevar adelante tecnologías sensibles con el tema ambiental y ecológico: Letrinas secas, aguas de lluvia recolectada, comida vegetariana, cultivos orgánicos, altares... la intención está viva en los ecoaldeanos. El remate de esta imagen lo representa el mercado de trueque armado en último día en la Maloka… “truequié” nariz de payaso por plumas, unguento Madre Selva por caracolito tallado... pude vivir una fantasía convincente en su potencia de otras relaciones.

Y mientras los miro, pienso qué fácil resulta evitar lo que nos confronta en la actitud de los ecoaldeanos, al llamarlos raros, hippis... mientras siguen ahí creciendo como comunidad hace 40 años. ¡Asumiendo de manera radical una Otra forma de vida!

Este es el imaginario que pesa cuando reconozco en los ecoaldeanos un intento de volver a ser campesinos. Las características de este grupo humano de intelectuales urbanos que vuelven al campo proclamando con su palabra y su acto que aman la tierra, están lejanos de parecerse a lo que las postales nos tienen habituados cuando hablamos de indígenas, e incluso campesinos. Pero la consigna “todos somos indígenas del planeta tierra” que enarbolan quienes se reconocen como ecoaldeanos o con ganas de serlo, este principio de reconocimiento, de autoreconocimiento, es a la vez la definición de una intención que los guía. Su fe. Volver a ser campesinos considero que es su estrategia.

ver  FOTOS ENCUENTRO

martes, 3 de enero de 2012

NOTAS DE HOSPITAL


Tomado de: http://bit.ly/tEqdo1
En el hospital leyendo a Sándor Márai y esperando a que el grupo médico pase revista a mi hermano convaleciente.

El profesor y las estudiantes rodean la cama del enfermo. Hablan sobre su situación. Calculan probabilidades. Como en la película de Pach Adams, el paciente no tiene nombre. Y si además padece esquizofrenia, entonces no tiene la razón.

Este cuadro de tan repetido parece lugar común. La deshumanización de la práctica médica es un disco rayado. Disco rayado, obsolescencia lingüística de la época de los discos de acetato: dícese de lo que se repite y se repite sin noria que lo salve. Si atendemos el caso entonces abría que redefinir la medicina en sus principios Hipocráticos, un recitación que dicen en los primeros años de formación. Quizá el día del grado. Una oración para unos cuantos que son tan escasos como los actos heroicos.

En nuestra comarca –como mínimo-, la práctica médica por pura estadística es un oficio que trata enfermedades no personas. Y con la Ley 100 se convirtió en algo así como “la explotación comercial de la agonía” que menciona S. Márai en sus Diarios 1984-1989.

Me asomo a la habitación y veo que los cuadernos de una estudiante están sobre los pies del paciente. Afortunadamente el paciente se ha dormido, así la estudiante no corre el riesgo de dejar de tomar notas tan cómodamente como ahora que mira sin pestañear a su profesor.

Comprendo la frase que acabo de leer de S. Márai: “La gran prueba de la vida no es la muerte sino el morir”

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EVOLUCIÓN

- Apagan la Luz
- Cada cuanto
- Cada instante
- Parpadeo!
- Dos horas
- Un sueñito
- Dos meses
- Un desastre
- Un Año
- Un nueva Civilización!
(risas)

jueves, 1 de diciembre de 2011

EL TEATRO ENTRE LA REPRESENTACIÓN Y EL RECREO

Con Alelí comprendí,
Que la diferencia buscada entre Teatro de Carrera y  Teatro de Recreación
no está en la técnica, mayor o menor
está en el sentimiento Involucrado.

 Podría no añadir más y eso bastaría para las entendidas, pero sería injusto de mi parte.

Sigo entonces para hacerle honor a Luzdeluna que me mostró la dimensión terapéutica del Teatro de Mujeres; un grupo de ellas que provenía de zona rural del pacífico desplazadas por la violencia representó su Tragedia. 

Allí la narración de los cuerpos como acto de conjuro frente a los fantasmas que asechan mar adentro de los sueños, está lejos del profesionalismo del Actor formado o con pretensiones de serlo; la calidad de representación es alta, quien lo duda, pero el sentido de su Obra, con una densidad enorme de intenciones no explícitas de los sentimientos involucrados, busca el recuerdo y lo traba con el presente en Acto…

Esta Obra colectiva que narra su experiencia de dolor, que recrea detalles de abandono, de las agresiones, del extraño mundo urbano y sus silencios bulliciosos…
va para el espectador pero también para las “actoras”…si es más importante la denuncia o el conjuro, es un acento que se lo pone cada cual.