domingo, 10 de abril de 2011

LA EDUCACIÓN ES UN BIEN COMÚN...todo primate lo sabe


Urge afrontar como Sociedad y como Cultura el riesgo al que están expuestas las nuevas generaciones con el abandono de la educación pública. Abandono afectivo de gobernantes que cumplen con cuotas de sostenimiento, sin invertir un peso en el mejor hacer de la “escuela pública”; abandono de las comunidades que se eximen de su responsabilidad afectiva echándole la culpa a los gobernantes de turno; abandono de las instituciones, preocupadas por el bien común, que utilizan la población de la escuela pública sin atender sus requerimientos y dinámica cultural.

En esa soledad, la educación pública pareciera quedar como territorio de nadie. Nuestras nuevas generaciones se educan en un “no man´s land” evolutivamente suicida, del cual salen dando gritos, tropeliando, puteando la vida en ocasiones, reclamando por ese sentimiento de ausencia que los agobia.

Aunque sea tildado de idealista diría que harían mejor todas las partes si cada una cumpliera con su compromiso político y cultural. Los unos invirtiendo, los otros participando y los terceros cooperando. Idealista quien propone la ilusión, ilusión en tanto distante de lo real. Y lo real parece tan deprimente que cumplir el deber se convierte en utopía, sin reparar en que la ilusión no está en las partes sino en el sentimiento de impotencia que las hace tan distantes.

Quienes habitamos y persistimos en la estrategia educativa, quienes hacemos parte de esta tradición, el pesimismo lo reservamos al número de la lotería que nos favorece. Por más fundamentado y concluyente que nos pueda parecer el abandono, tendemos a creer en la necesidad animal de aprender y en la responsabilidad de la sociedad en la educación. Eso es algo hormonal de nuestra vocación que heredamos de los primates. Nuestro destino, como comunidad académica, está signado por la convicción en el ser humano y esa convicción, esa fe, signa nuestro mirar, nuestro hacer, nuestro pensar y nuestro sentir.

Más allá de estas angustias inmediatas, aprendemos de nuestra tradición la virtud de la paciencia y apreciamos las dificultades de todo proceso de aprendizaje… hasta el punto de la ingenuidad al considerar que en medio de una sociedad en crisis y una cultura hegemónica que pareciera hacerle la venia a valores que promueven el éxito individual a cualquier costo, las Instituciones Educativas –IEs- tienen el reto y la potencia de recordar y enseñar a apreciar el valor y la trascendencia del bien común.

Y en eso Todas podríamos colaborar. Lo necesitamos.

2 comentarios:

  1. Cada primate aprende mejor en un entorno agradable. En su entorno.

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  2. ASí es... María Monttesori decía "ambiente de aprendizaje"... los primates somos muy sensibles a eso

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