sábado, 23 de abril de 2011

(LA escuela Sindical y el Grupo de Investigación en Educación Popular; más allá de la escuela de líderes)

Le pedí a mi Curriculista de confianza que me ayudara a organizar unos apuntes para hacer algunas preguntas sobre el origen del grupo en educación popular.

Y a qué te viene eso? Me dice. Como estoy metiéndome allí, quisiera saber si fuimos en algún momento formadores de líderes. O mejor… le leí: ¿Está en el presupuesto de nuestra intervención el tema del liderazgo? Detrás del compartir conocimiento está el empoderamiento y allí, justo allí el sujeto, la persona, la referida empoderada… para qué? ¿Para qué empoderamos?

Una persona preocupada por eso debería estar más que en una universidad en una ONG, me dijo mi Curriculista de confianza. Para mi Curriculista la Universidad es una institución de formación y docencia, en apoyo y en desarrollo de la cual una investiga. ¿Empoderamiento?, me dijo, tal vez como experimento en un proceso de indagación pero no como máquina de producir servicios al estilo ONG. Esto último me lo dijo en tono de severidad. Me quedé un instante en silencio como aguantando la respiración y le dije como soltando el aire, será? Ambas soltamos la carcajada.

Ya habíamos discutido suficiente el tema de la Ley 30 y un negocio lucrativo como el que pide el gobierno parece la venta de servicios. Mi Curriculista de confianza en eso es radical opositora, eso le parece una propuesta para politécnico, en ese camino de la venta de servicios si la U alcanza a "Foro por Colombia" se puede dar por bien servida, dice con esos sarcasmos que suele sacar como voliando el bolso.

¿Pero no te parece que el empoderamiento sea un plus de nuestra acción? No es un plus, me contesta más relajada, es algo que hacemos. Al formar a la gente lo estamos haciendo. Sí, me dije, tiene razón. Sí, tienes razón, le dije. Me refería a que cuando trabajamos con la gente de las comunidades que interactuamos eso es un elemento al cual somos sensibles. Sentí que me miró de arriba abajo cuando me dijo en ese tono de sentencia: eso es algo con lo que ustedes nacieron como educadores populares, es parte de su tradición. La demás gente viene de otra tradición, la tradición de las ciencias, y van para otro lado.

Y mi pregunta? Ah, tu pregunta? Si eso que hacían no era formar líderes sino educadores populares, todavía queda saber y esos educadores son o no líderes? Bueno no un liderazgo de partido político, le digo. Al principio si, me dice. Sí al principio si, le digo. ¿en qué momento se produjo esa escisión? Me pregunta.

Me quedo mirando para el rincón donde está ovillado el gato. Mueve la cola con cadencia. Hay un momento molecular que vivo con las escuelas sindicales. Molecular? Me pregunta. Molecular es que te lo puedo narrar con cierto detalle, porque cuando era joven vi a los mayorcitos, que me llevaban unos cinco años, peleando desde las escuelas sindicales con las direcciones partidarias, espacios de producción de ideas no articuladas a la estructura partidaria. Ellos argumentaban a favor de la independencia que se necesitaba para poder desarrollar una tarea más efectiva como “intelectuales de la revolución”. Autonomía quieres decir. Quiero decir esa palabra, autonomía, pero no me salía, gracias. Continúa. Creo que esa escena se repitió de manera similar desde los primeros años de la fundación de las ciencias sociales en Colombia. Fals Borda y toda su corte dan la pelea en varios frentes. Frente a la Academia, que no atendía nuestra realidad y se basaba en modelos importados. Y frente a las organizaciones de izquierda, que pretendían hegemonizar los intereses de la investigación social. La efervescencia revolucionaria de las Ciencias Sociales reverberó por lo menos hasta la década del 90 del siglo XX. Ese debate, y ese drama, marcó el nacimiento de las Ciencias Sociales en Colombia. Uribe usaba ese monigote en cada una de sus salidas. Te refieres al del Estudiante de Sociología? Sí a ese. ¿Y en ese contexto cómo incluyes la Universidad? Pues de muchas maneras le digo, ahora que siento que este interrogatorio me abre más preguntas que respuestas. A qué horas perdimos el hilo de la conversación sobre liderazgo, le pregunto. Cómo así? Me dice. Y no preguntaste para qué empoderan? Ah!

Se corto la comunicación, mi Curriculista anda de paseo y la señal del celular donde ella está es un milagro de semana santa.

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