martes, 24 de mayo de 2011

FLEXIONES; one

Con la plena modernidad europea lo extraño se vuelve reto, reto que debe ser dominado por la razón y muy de cerca por la tecnología, hasta el punto de la muerte de dios en el siglo XVIII.
La física y la matemática, pioneras del rompimiento con lo religioso, hurgan en las entrañas del cosmos y descubren, finalizando el siglo IXX y empezando el XX, los últimos bastiones del secreto de los dioses quedando perplejas o por lo menos despistadas con los infinitos que se abren a cada paso hacia los cielos, hacia los átomos, hacia psiquis y hacia el logos mismo. Por ese abismo irán despeñándose todas y cada una de las ciencias en su formato clásico y tras ellas las tecnologías construidas a su amparo, que comienzan a oler feo apenas en los años 60’s del siglo XX con el reconocimiento de la crisis de los “recursos naturales”.
En este escenario el modelo “occidental”, con su máxima representante la ciencia clásica, queda no solo comprometido como mito, sino que pierde uno de sus valores más preciados: la eficacia universalizante. Los sucesos ya no pueden ser pronunciados sin circunscripciones, en tanto los postulados de imposibilidad limitan la capacidad descriptiva y predictiva de todo discurso, tanto de los cielos como de la tierra. Estamos ante otro tipo de modelización, “que no tiene por ambición juzgar un fenómeno, sino encontrar el tipo de razonamiento pertinente para una serie de observaciones que lo caracteriza”[1]. Y eso esta ocurriendo en la entrañas del mismo “occidente”, pues son pronunciamientos de sus mismos nativos.


[1] Pp. 17 PRIGOGINE, Ilya y STENGERS, Isabelle. La nueva Alianza; Metamorfosis de la ciencia. Trad. María Cristina Martín Sanz. (1ª Ed. FR, 1979). Madrid, Alianza Universidad, 1994.

Foto: Para-noche; Autor: DAVID MORENO GALEANO, http://www.flickr.com/photos/kosmoskaikalos/5663156703/

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